Hacerse las preguntas correctas

Hacerse las preguntas correctas

Innovar, más aún, innovar disruptivamente, requiere buscar soluciones que rompan paradigmas, que no se limiten a las condiciones preexistentes y que verdaderamente aporten valor a individuos y sociedades. Es natural, cuando buscamos generar innovación, que saltemos inmediatamente y de cabeza al modo de generación de ideas, sin embargo, la gran mayoría de veces, siempre es mejor dar un paso atrás e invertir hasta 6 veces más tiempo en formular la pregunta correcta antes de empezar a buscar respuestas, ó, en palabras de Abraham Lincoln, “dame 6 horas para cortar un árbol y pasaré las primeras 4 afilando el hacha”. En nuestro contexto afilar el hacha es precisamente enmarcar correctamente nuestro proceso de ideación para enfocar nuestras ideas y soluciones de manera precisa y eficiente.

Seguramente a inicios de 1900 los empresarios del transporte de la época basaban sus preguntas alrededor de cómo criar razas de caballo más fuertes y rápidas, o como entrenarlos de manera más efectiva, hasta que un visionario se planteó la pregunta de otra manera, ¿Cómo puedo llevar a la gente más rápido de un punto A hasta un punto B?, y a partir de ahí Henry Ford ideó el primer automóvil del mundo y el nacimiento de la industria automotriz. Casi 80 años después, Donald Petersen, CEO de la misma Ford, se atrevió a romper los estándares de diseño fijados en la industria para crear un automóvil moderno, eficiente que le permita recuperar a Ford algo del mercado que había perdido ante la industria asiática. En lugar de preguntarse cómo mejorar prestaciones específicas en sus modelos, planteó a los diseñadores la siguiente pregunta, ¿Qué tal si diseñamos algo de lo que estemos orgullosos de parquear en nuestras casas? Y así nació uno de los autos mejor vendidos por la compañía, el Ford Taurus.

Las preguntas correctas son a menudo mucho más poderosas que las mismas respuestas, ya que desafían nuestra forma de pensar, replantean y redefinen los problemas, son un baldazo de agua fría sobre nuestros supuestos y nos obligan a salir de nuestro pensamiento tradicional, motivándonos a aprender y descubrir más. Las preguntas correctas apelan también a la empatía y al sentimiento de las personas, comprometiéndolas con el reto y creando soluciones conectadas con la emocionalidad de nuestros clientes, tanto internos como externos. A mediados del siglo pasado, el equipo de manufactura de Toyota planteó la pregunta a sus empleados ¿Cómo creen ustedes que podemos ser más efectivos como empresa?, pocas fueron las respuestas recibidas, y casi nulas las respuestas que aportaban valor, entonces replantearon la pregunta ¿Cómo podemos hacer su trabajo más fácil para ustedes? Y voilà, cientos de ideas fueron la base para dar forma al sistema de producción de Toyota.

Plantearse la pregunta correcta no siempre es fácil. Algunas veces podemos tener momentos de inspiración y encontrarla en los lugares menos esperados, pero la realidad es que la mayoría de veces la pregunta correcta proviene de la realización de una investigación de mercado sustancial, combinando industrias análogas para la inspiración, manteniendo discusiones estructuradas con expertos y teniendo discusiones reflexivas sobre las verdaderas restricciones y objetivos estratégicos de una empresa.

Muchas veces cuando nos cuesta encontrar ideas de negocio exitosas o respuestas innovadoras, pensemos si se debe a que talvez nos hicimos la pregunta equivocada. Así que la próxima vez que entremos en proceso de crear una idea de negocio exitosa y de innovar en nuestras empresas, asegurémonos de tomarnos un momento, dar un paso atrás y cerciorémonos de haber pensado en la pregunta correcta. Créanme, valdrá la pena el tiempo extra.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *